Carne muerta
Ya no llamaré a los muertos. Mi cabeza es una estaca que empujo en contra de mi cuerpo. Mi silencio es un alarido que solo escuchan los elegidos de la noche. Decapitar la voz hasta convertirlo en un silbido intangible. Decapitar el dolor hasta que sea un gusano que trepa por el árbol de la vida. Los niños son inocentes -dicen- y por qué sus dedos son marcas en mi vientre. La ausencia del amor es una navaja que uso como peine para acicalarme.