SOMBRAS SOLITARIAS








Debí decirte mi casa es tu casa. 
Debí tomarte de las manos y llenarlas de cerezas:
Tú comerías mis dolores,
yo acariciaría las cicatrices que me dejas.
Como si el silencio pudiera alimentarnos
y  fuéramos dos sombras
que huyen de la vigilia
/del espanto/
de la torre de Babel apocalíptica.

Debí hacer de mi boca el único sitio seguro
para que habites dentro de mí.
Como si el amor no fuera un tigre
encerrado en un zoológico.
Como si yo no fuera la niña que estira 
la mano para acariciarlo.
Como si no me erosionaras
cual piedras que se asfixian de ternura
dentro de un río. 


Debí quedarme detrás de esa línea
que dijiste nunca cruzarías
por mí...
Nunca debí seguirte.
Nunca debí creer que el amor lo puede todo.
Ahora estiro mis manos,
sostengo los huesos de las frutas
que nos quedaron,
y padezco un ataque de bruxismo
/porque ya no hay palabras/
solo la luz que viene de un cuarto
en donde antes el amor
era sacarse la piel en cada pelea
y caer derrotados en las fauces del otro.
Mansos y moribundos
como un tigre que pelea
con su reflejo en el agua.



Comentarios

  1. La pasión decae, y deja nacer la monotonía, y ésta mata toda relación. Excelente trabajo, saludos :)

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