LA NADA QUE SE ALEJA

Esto es  más grande que una mujer dibujada en una pared negra, más grande que todas las mentiras que te dices a diario para creer en ti mismo, más real que un papel con delirio de poema. Esto es vida, vida aunque sea mala literatura, esto es vida que se va aunque intentes retenerla en renglones torcidos, esto es circunstancia aunque te digas que todo era premeditado. Esto es una nada que te aprieta del cuello y  quiere que vomites el único paisaje azul al que te aferras para sentir que todo tiene un propósito.

¿Por qué te enseñan a sentir culpa por lo que sientes? ¿Por que te enseñan a esconder las lágrimas y a pintarte una sonrisa que usas como estandarte para defenderte? Mi rostro es una colmena de abejas suicidas, una madre escondida en la lobotomía de mis deseos,  ríos que respiran en desiertos la fragilidad de su esencia. Mi rostro es una pizarra en donde una maestra enseña a escribir a los niños  la palabra muerte y entiende que ha dado fin a su inocencia. 

Esto es más grande que un instante huérfano en la memoria al que  llamas felicidad.

Esto es más grande que una saeta que atraviesa todo el espacio y regresa a tu pecho para herirte  diariamente.  Esto que se llama fe, coordenada de imposibles, coma inducido del albedrío, silencio que naufraga en tu cuerpo como un embrión extraído de la placenta.  Esto que llamas poesía y  dejas dentro  de frigoríficos sin electricidad. Esto que llamas amor y al que te aferras porque piensas que es más grande que tu tristeza. Esto que llamas dolor porque comprendes que la tristeza proviene del amor. Esto que te rodea y te asfixia y que entiendes que eres tú amando en carencia.  Esto que  no es amor ni tristeza y  es lo único que te abraza. Esa nada horrenda aferrándose a tu cuello.

Ese paisaje azul que se aleja...